Subte. Me subo. Parado. Siguiente estación sube ella. Chaleco rojo, remera algo escotada, algo elegante, pantalón algo holgado. Se para al lado mío. Saca un cuaderno (si si un cuaderno!) tamaño A4, hoja lisa. Saca un lapiz. Comienza a dibujar (si si a dibujar con el subte andando). Hace trazos grandes al principio, casi sin sentido común. Me gusta. Me interesa. Me da curiosidad. La idealizo especial, soñadora, linda, buena, adorable, cariñosa, creativa, original, espontanea. Sigue dibujando líneas cortas. Trato de no mirar, no quiero incomodarla, parecer un metido, ansioso, pesado, peligroso. Las estaciones pasan. Faltan 6. No nos movemos. No nos distanciamos. No vamos apretados. Pienso en que cuando termine lo va a firmar, va a poner su email, me lo va a dar y va sonreir. Nada más. Le voy a agradecer, le voy a mandar un email. Vamos a llevarnos bien, a ser dos personas raras adaptadas en la sociedad. Dos sin sentido común. Quizás hasta seamos novios. Novios de esos tranquilos, amorosos, pacíficos pero explosivos en la cama. Las estaciones siguen pasando. Faltan 4. Se desocupa un asiento. Me mira. La miro. Se sienta. Aprecio su belleza. Su cara es delicada, de rasgos finos, cabello claro, casi rubio. Miro su corazón (por decirlo delicado). Sigue trazando sobre su cuaderno. Observo la gente que mira cuanto trazo ella hace por unos segundos y luego mira hacia otro lado. Pienso como hay gente que tiene tanta facilidad para dibujar cosas. Como ella dibuja y continúa dibujando imágenes que aparecen en su cerebro. La diferencia entre un ingeniero y un artista expresiva como ella. Los problemas que debe tener en la casa cuando dijo a sus padres que quiere ser dibujante, publicista o algo así. Pienso en su edad y adivino unos 20 años. Observo su dibujo y veo 3 personas, una con anteojos. No miro más ni aprecio más detalle para no molestarla. Las estaciones pasan y pienso que el último hombre que se quede en ese vagón recibirá ese dibujo porque estamos llegando al final del recorrido y ninguno se bajó. Pasa a la siguiente hoja y comienza nuevamente con trazos grandes y básicos como cuadrados o círculos. Faltan 2 estaciones. Se levanta. Se aproxima a la puerta. La miro. No me mira. El tren se detiene. Baja. Me mira. Sonríe unos milisegundos o eso tergiversé. Se va. Me voy. Adiós.
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